MOSAICO, 3-IV-014

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(La Piedad. Jacarandas de Primavera, 014, en el Parque Morelos)

Martínez Campos, 3/IV/014
GUIA

MOSAICO
Silviano Martínez Campos
LA PIEDAD, 3 de Abril.- COMO UN MODESTO lector de los acontecimientos, he afirmado desde hace muchos años , en cuanta ocasión se me presenta que, en rigor de rigor, estamos pasando por una transformación radical, multidimensional, englobante, planetaria pues y por eso inclusiva de cualquier rincón del mundo. Algunos le llaman globalización, por la trama económica que se hizo global y dominante; otros más propiamente globalidad, comenzó hace siglos y se aceleró a partir de mediados del pasado, o sea en nuestros tiempos. Y CÓMO SE manifiesta, a un lector de publicaciones, vidente de noticieros o documentales, pues como un mundo revuelto, dominado por los señores del dinero, por el crimen organizado, por las amenazas ambientales incluidos los cambios climáticos, por la crisis económica incluidos sus efectos en los débiles, carencia de empleo.Y por lo tanto, poco dinero para poder comprar no digamos lo que exhiben los pregoneros del consumismo, sino lo más elemental: entre nosotros, granos, algo de verduras, una poquita de carne y la manera de guisarlos y llevarlos a la mesa. Y para eso, pepena uno lo que puede, en sembradíos, tiraderos de mercados, limosnea, o agarra donde se pueda. La ropa, bueno, esa puede esperar un poco, acude uno a la de segundo uso, recicla cuando encuentra qué reciclar y sobrevive, pero vive. Un mundo trágico y, los grandes se pelean tratando de repartirse los fragmentos del mundo que ellos mismos fragmentaron durante la guerra fría, luego de las infames guerras calientes que costaron la vida, a millones de civiles y militares, todos humanos y dignos de vivir en un planeta pacífico. ESA SERÍA PARTE de una visión catastrofista de las cosas, no por eso, menos real, pero irresoluble de manera súbita, sino en un camino de transición hasta que se logre, en la gran metamorfosis, el mundo nuevo. Sin embargo, como también vemos, hay una crisis tal vez más fundamental pero menos visible a través de los medios, la crisis espiritual (de sentido, síquica, mental, de orientación, púes). Pero aquí, al final del túnel oscuro, se avizora, aun cuando a largo plazo pero desde ya construyéndose, un mundo nuevo, luminoso, un planeta renovado y sería la visión utópica, no ilusoria sino posible de una Nueva Tierra, de amplitudes insospechadas. RECUERDO MIS VIVENCIAS campiranas, cómo en medio de las contradicciones y penares de comunidades en pobreza, era posible la vinculación con las raíces de la Tierra. Y cómo en el mundo urbano, lector aficionado, me acerqué a la obra del P. Teilhard de Chardin, a la Pacem in Terris, la encíclica de Juan XIII y otros documentos del naciente concilio ecuménico, las publicaciones del Club de Roma (un organismo de civiles cultos y estudiosos que alertaban sobre los inminentes peligros del nuevo mundo globalizado) . Y luego sobre la nueva reflexión desde América Latina, todo lo cual me permitió también cambiar un poco mi visión tan tradicional de las cosas. Sí, “¡Un Mundo Nuevo es Posible!”. Y MIENTRAS, EL mundo bello también se abre paso: un desfile infantil de Primavera, aquí, alarde creativo de las educadoras y las madres de familias, que adornaron a cientos de pequeños de los jardines de niños, quienes manifestaban a sus admiradores, que una vida mejor es posible y que ellos, cuando adultos, habrán encontrado un mundo digno de vivirse. En la alegría del arte, por ejemplo, de la que nos dan ejemplo estos días los artistas, muchachas y muchachos, directivos, de los conjuntos del Festival de Danza de Yurécuaro, presentado en La Piedad. Ballets nacionales como el Quetzal de Jalisco los de Coahuila, San Luis Potosí, y Veracruz. E internacionales, de Bolivia y Ecuador. LE PREGUNTARON A Leonardo Boff, el escritor brasileño, sobre el camino franciscano y expresó que ser lo más simple, sencillo posible, sentirse hermano de todos, también de las criaturas de la naturaleza, procurar ver primero el lado de la luz y menos el de las sombras y no hay razones para quejarnos de Dios. Estos consejos, diría uno, corresponde seguirlos no sólo a clérigos, sino también a laicos. FINALMENTE CITO AL mismo escritor: “Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)(…) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra.” Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09”.

(La Pieda. Jacarandas de Primavera en el Jardín de La Purísima)

(http://www.losnuevostiempos.wordpress.com

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